Autores: D'Haese PSC (MED-EL GmbH, Innsbruck, Austria), Van Rompaey V (Hospital Universitario de Antwerp – Universidad de Antwerp, Bélgica; Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud, Universidad de Antwerp, Bélgica), De Bodt M (Hospital Universitario de Antwerp– Universidad de Antwerp, Bélgica; Departamento de Ciencias del Habla, Lenguaje y Audición, Universidad deGhent, Bélgica) y Van de Heyning P (Hospital Universitario de Antwerp – Universidad de Antwerp, Bélgica; Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud, Universidad de Antwerp, Bélgica) (2019).
Título original: Severe Hearing Loss in the Aging Population Poses a Global Public Health Challenge. How Can We Better Realize the Benefits of Cochlear Implantation to Mitigate This Crisis? Artículo publicado originalmente en: Front. Public Health 7:227. doi: 10.3389/fpubh.2019.00227. Publicado online en agosto de 2019.
Copyright: Creative Commons Attribution License (CC BY).
Artículo traducido y reproducido con el permiso de Patrick D’Haese.
Las recientes estimaciones de la OMS sobre pérdida auditiva, su aumento exponencial, sobre todo en personas mayores, por aumento de la esperanza de vida, plantea un gran desafío para las instituciones públicas. Os traemos este artículo que, creemos, contribuye a la reflexión.
Resulta asombroso que 466 millones de personas, el equivalente al 6,1% de la población mundial1, vivan con una pérdida auditiva incapacitante.
Al continuar envejeciendo nuestra población mundial, se espera que el grupo de más de 65 años crezca de 534 millones en 2010 a casi 1,5 mil millones en 2050, se estima que aumente el número de personas con pérdida auditiva también2, principalmente porque es la afección más común en adultos en el proceso ordinario de envejecimiento. Se pronostica que para 2050 más de 900 millones de personas tendrán una pérdida auditiva incapacitante1, lo que conlleva una serie de desafíos de salud pública que incluyen tanto comorbilidades crecientes y costosas como deterioro cognitivo, diabetes tipo 2, caídas más frecuentes y aislamiento social; todo lo cual tiene un coste económico y social significativo.
De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que la pérdida auditiva no abordada a cualquier edad supone un coste global anual de 750 mil millones de dólares3, destacando los costes económicos de la falta de tratamiento.
Una buena audición contribuye a una buena calidad de vida, y el acceso a un tratamiento adecuado garantiza que los ciudadanos puedan realizar una transición sin problemas hacia sus años más longevos, ayudándoles a vivir sus vidas de la manera más saludable posible: permanecer activos, conservar la independencia y contribuir a la economía. Para hacer esto, se debe aumentar el conocimiento de las tecnologías auditivas innovadoras y rentables apropiadas, como los implantes cocleares (I.C.) para la pérdida auditiva severa o profunda, reconocerlas como un derecho humano; y se deben aliviar las barreras para recibirlas.
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