Hilda María Furmanski, Fonoadióloga, LSLS (Listening and Spoken Language Specialist), Certificada en Terapia Auditivo Verbal
Hilda Furmanski a lo largo de estas líneas pone el foco en la importancia del uso de la audición y la aplicación de estrategias específicas para favorecer las cualidades naturales de la voz, frente a estrategias que solo ponen el interés en la articulación.
En los años 80’, los niños con hipoacusias severas y profundas eran equipados con audífonos y muchos de ellos se encontraban en programas que se basaban en el desarrollo de la lectura labial como base para la comunicación. En aquellos años, las características de la voz de los niños con hipoacusias severas y profundas se describían como voces monocordes, carentes de ritmo, con incoordinación fono-respiratoria, ataque brusco, frecuencia fundamental elevada, sin control de la intensidad y exceso de nasalización entre otras desviaciones, sumadas al hecho de articular segmento a segmento, lo cual traía como consecuencia habla entrecortada con articulación exagerada y un nivel de inteligibilidad muy reducido. Estas cualidades eran atribuibles a la falta de acceso temprano al sonido y a la falta de realimentación auditiva. El concepto de resto auditivo que se manejaba en aquellos tiempos favoreció el hecho de no prestar atención a que esos niños podían potenciar su función auditiva con audífonos. El conocimiento y el interés estaban puestos en la articulación y no en la acústica del habla.
Sin embargo, desde los inicios de la TAV (Terapia Auditivo Verbal), y mucho antes de la aparición de los implantes cocleares, era sorprendente ver cómo niños con hipoacusias tan importantes en programas basados en la audición, conseguían tener voces con cualidades muy naturales. El único secreto para que esto sucediera era que el canal principal para la percepción de los sonidos del habla era el auditivo y el foco estaba puesto en maximizar el uso de la audición para la adquisición del lenguaje y para la realimentación de las propias producciones. Para la TAV el concepto de capacidad auditiva, opuesto al de resto auditivo, ponía la dirección del trabajo en potenciar al máximo la audición para obtener resultados muy favorables en cuanto a las cualidades de la voz.