Una sordera no es límite para nada: se puede luchar y se pueden alcanzar los sueños, hasta los impensables.
Miguel Gallego Carot, socio 2308, nació “grande y en perfectas condiciones”, pero una operación a los 40 días de nacer afectó definitivamente su capacidad auditiva. Fue implantado en el oído izquierdo a los 3 años, aunque fue con la reimplantación en el mismo oído, a los 5 años, cuando realmente pudo empezar a aprender a hablar. Aquí nos ofrece sus pasos y sus sueños hechos realidad.
Me llamo Miguel Gallego Carot, soy sordo, tengo 21 años. Soy de Fuentes de Ebro, un pueblo a 26 Km de Zaragoza. Soy agricultor profesional y me gusta mucho el baloncesto.
Hoy he decidido presentarme y contaros mis últimas experiencias.
Nací el 9 de enero del 98, grande, 4,600 Kg, en perfectas condiciones; a los 40 días tuvieron que operarme del píloro porque se me había cerrado y no me pasaba el alimento. En mi casa piensan que me quedé sordo en la operación o con algún medicamento que me suministraron entonces, porque a partir de ese momento ya no volví a ser el mismo: estaba siempre despistado.
Me pusieron unos audífonos que no me daban resultado, y con casi tres años me pusieron un implante coclear en el oído izquierdo. No avanzaba de la manera esperada porque se me estaban desplazando los electrodos, así que con 5 años me reimplantaron el oído izquierdo, y a partir de entonces ya empecé a aprender a hablar.