Es una inmensa alegría poder oír y poder disfrutar del implante coclear
- Última actualización el Martes, 19 Diciembre 2023 17:05
- Escrito por Revista Integración núm. 90. Abril 2019
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Para Araceli, socia 4045, los problemas auditivos comenzaron cuando tenía 5 años, a consecuencia de unas inyecciones. Estuvo durante años usando audífono, hasta que la detección de unos acúfenos la llevaron a tomar la decisión de implantarse. Aquí nos cuenta su historia de lucha, superación, de cambios positivos; y su alegría por la vida.
Mi nombre es Araceli Puertas y tengo 48 años. Soy peón de fábrica, estoy casada; soy madre de una hija y soy portadora de un implante coclear en el oído derecho. En fin, mi vida es como la de muchas personas que trabajan dentro y fuera del hogar.
Nací oyendo bien, sin problemas auditivos. Todo comenzó cuando tenía aproximadamente 5 años: al sentirme mal avisaron al médico, bueno, en aquella época se avisaba al practicante. El practicante vino a casa a visitarme, no sabía muy bien qué me pasaba y me puso unas inyecciones que debieron ser fuertes porque al día siguiente estaba saltando de la cama como si nada.
Todo transcurría con normalidad: iba al colegio, jugaba con mis amigos y nadie se había dado cuenta de mi problema, hasta que la profesora de 1º de E.G.B. le comentó a mis padres: yo nunca tenía deberes, cuando en realidad no era así. Todos los otorrinos que visitamos me decían lo mismo, que en esos momentos no había solución para la pérdida de audición, siendo total en el oído izquierdo, como consecuenciade aquellas inyecciones, pero que la ciencia avanza rápido y, con el transcurso del tiempo, seguramente me podrían operar. Mientras tanto, estuve utilizando audífono en el oído derecho y asistiendo durante años a algunos centros audiológicos, donde me atendieron muy bien y me aconsejaban de todo lo que necesitaba. Agradezco personalmente el trato recibido a Ma José Carrera, que fue mi audioprotesista hasta 2016, cuando me colocaron el implante coclear.
Nunca había oído hablar del implante coclear, hasta que en el año 2012 comencé a sentir unos ruidos en los oídos. Recuerdo que pregunté a una compañera en el trabajo: ¿De dónde viene ese ruido? Y ella me contestó que no había ningún ruido. Fue entonces cuando decidí ir al otorrino inmediatamente para averiguar el origen de ese fuerte ruido. Me hicieron pruebas para descartar que fuera un tumor. Transcurridos un par de meses me dieron los resultados y me dijeron que eran acúfenos. Así estuve 4 años, hasta que el sustituto del anterior otorrino, que se jubiló, me habló del implante coclear como una de las soluciones a mi problema o, en caso contrario, quedarme totalmente sorda en unos pocos años, pues a consecuencia de los acúfenos había perdido mucha audición, aparte de que no dormía bien, ni comía bien, y en el trabajo me iba muy mal y no paraba de llorar.
Con todo lo mencionado en el párrafo anterior, me decidí a tramitar los papeles en el Hospital Universitario Central de Asturias, y en el año 2015 me avisaron de que era candidata para el implante y que debían hacerme unas pruebas. Me operaron el día 1 de junio de 2016; todo salió muy bien y me dieron el alta en unos días. Yo estaba feliz y no me importaba tener que estar un mes sin oír, ¡se me pasó muy rápido! Después de eso, volví al hospital para que me conectaran el procesador y estaba muy nerviosa por saber cómo iba a oír… ¡Fue muy emotivo poder escuchar sin los acúfenos! Aunque todavía los tengo, ahora son muy débiles y casi no los percibo, ¡es perfecto!
Posteriormente vino la rehabilitación durante un año en Valdecilla, con Ana Jorrín, que fue fundamental en muchos aspectos para superar este trance, así como la ayuda de mi hija y mi marido. Estaba feliz y sigo estándolo, es la mejor decisión que he tomado: arriesgarme a hacerme el implante del único oído que tenía bien.
El siguiente paso fue el trabajo. Tengo que ser sincera porque al principio tuve algunos problemas por los ruidos de las máquinas; eran como “metralletas” dentro de mi cabeza durante 8 horas al día. Me resultaba insoportable así que hablé con mi jefe y con la Asociación AICECantabria para buscar una solución, y tengo que decir que mi jefe se portó de maravilla y la asociación también, por todo lo que me ayudaron. Gracias a ellos conseguí el cambio en el puesto de trabajo y ahora sí, ya puedo decir que soy feliz, que voy con ilusión al trabajo y que me gusta lo que hago. Todo se puede solucionar cuando las partes interesadas se ponen de acuerdo.
Resumiendo, he tenido 3 etapas, que son: audífonos desde pequeña, acúfenos desde 2012 a 2016 e implante coclear desde el 2016. Con el audífono oía bien, aunque había palabras que me las tenían que repetir. La etapa de los acúfenos no se la deseo a nadie, fue la peor etapa de mi vida, porque a veces oía hasta tres ruidos a la vez. Además, me hizo perder mucha audición, con lo cual me molestaba todo. La radio no la soportaba, la televisión no la entendía nada, no entendía lo que me decían y así durante 4 años hasta que me pusieron el implante coclear, que fue mi salvación.
También quería resaltar una cosa más: a mi familia, que me ha ayudado mucho en todas las etapas por las que he ido pasando y ahora cuando me hablan los entiendo, aunque no quita que se me escape alguna palabra, pero me la vuelven a repetir sin problema y cuando me hablan desde otra habitación también los oigo. Ahora desde que me implanté estamos todos más felices, relajados y tranquilos. Sin duda, no me arrepiento de la elección que hice, pero sí de no haberlo hecho antes. Aunque “nunca es tarde si la dicha es buena”.
También quiero agradecer a AICECantabria por haberme apoyado en todo lo que he necesitado. Desde que supe que me iban a colocar el implante coclear, el presidente de la asociación se ha portado genial a pesar de que, desde el principio, lo volví loco con preguntas sobre el implante coclear y él muy amablemente me ha ido informando de todo. Animo a todo el mundo a informarse sobre el implante coclear y se decida a implantarse, para mí es la mejor decisión que he tomado: mi vida ha experimentado un giro radical y me ha cambiado hasta el carácter. Gracias a ello he recuperado toda la ilusión que había perdido, aunque nunca perdí la esperanza. La alegría es inmensa.
Ahora queda luchar para que todo el mundo tenga acceso a poder oír con un implante coclear y que los mantenimientos del equipo sean menos caros. Todo se puede ir mejorando con el tiempo.
¡La vida es una lucha constante y nunca hay que dejarse vencer!
Me despido con la alegría de poder contar mi historia y espero que este testimonio ayude a más gente. Decirles que siempre hay solución para todo y sobre todo para oír mejor.
Un saludo para todos los lectores de esta Revista Integración, pues sin ella no sería posible conocer más sobre el implante coclear.